La trayectoria de Jorge Plata como empresario ha tenido retos complejos, pero de ellos han surgido lecciones muy valiosas en torno a las alianzas estratégicas, la innovación, el aprendizaje continuo y a la observación de los cambios en el panorama de los negocios, el día de hoy comparte con nosotros estas enseñanzas que ha adquirido con base en la experiencia.
Él es director general de Argentum Textil, empresa dedicada a los hilos técnicos y funcionales para la fabricación de tejidos; a raíz de su experiencia han elegido seguir un modelo de negocio distinto donde la utilidad depende de la innovación más que de la producción masiva. La meta de Argentum es ser una compañía líder en un mercado que muestra una creciente preocupación por el origen de los productos, en ese contexto buscan ofrecer transparencia y trazabilidad, aspectos de creciente importancia en la industria textil.
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Transcripción de la entrevista de Laura eRRe a Jorge Plata en el episodio #86 de Fashion Digital Talks Podcast:
Laura Erre: ¿Cómo es que Argentum Textil se interesa en la economía circular?
Jorge Plata: Argentum se encuentra en la tercera generación de una familia que siempre ha estado en los textiles, a lo largo del tiempo los modelos de negocio, la economía, los usos y costumbres se van transformando, así que la cuestión es saber adaptarse a las nuevas realidades de un mundo cambiante.
En el mercado los cambios son muy cíclicos, cada 10, 15 o 20 años hay un cambio económico y de modelo, como empresa tienes que saber leerlo a tiempo, entenderlo y tratar de ir adaptándose porque no puedes ir de 0 a 100, es ir modulando esos cambios para poco a poco integrar nuevas fórmulas de negocio.
En los años 60 y 70 México era un gran productor de textiles, todo era muy local, lo que se fabricaba era para consumo del mercado nacional. La ciudad de México era un centro de fabricaciones enorme, todo estaba lleno de empresas de confección, representaba un nodo textil importantísimo cuya producción después se repartía hacia los grandes almacenes al norte y sur.
Sin embargo, en los años 80, comienzan a surgir ideas más globales en la industria, empiezan los tratados comerciales, con ello una interconexión de las economías cuya relación aumentó las importaciones y exportaciones, así que México entró en esa modalidad.
Después vino en los años 90 el boom de los pantalones tipo dockers, con ello el dresscode cambió de ser formal, donde todo el mundo iba de traje a la oficina, para pasar a una modalidad más casual. Todos estos hechos afectan la industria, de un mercado chiquito empiezan a entrar importaciones muy fuertes de otros países y los hábitos de consumo cambian.
Hoy que puedo verlo en retrospectiva, me doy cuenta de que no actuamos de manera rápida y eficaz hacia las nuevas fórmulas, en aquel entonces Argentum mantuvo una visión más tradicional, mi abuelo y mi padre estaban muy centrados en el modelo anterior, les faltó entender la evolución por la que estaba pasando la industria.
Argentum no evolucionó en este momento a otro tipo de productos, cuando lo quisimos hacer fue un poco tarde, nos desfasamos del boom que hubo de demanda, así que después ya no pudimos entrar de la manera más favorable. Eso nos distrajo de nuestra especialidad, que eran las telas para trajes y prendas de vestir de alta gama, nos empezamos a desdibujar un poco para fabricar algodón, mezclas de poliéster-algodón, camisería… Con ello dejamos de ser líderes y navegamos siguiendo la demanda de producto.
Esto volvía más compleja la integración de procesos de hilatura, tejido, acabado, fabricación y comercialización; cuando tienes todo muy alineado es una ventaja estar integrando procedimientos, pero cuando se empieza a fabricar lo que el mercado demande en el momento que lo demande, la rapidez hace que un modelo integrado no esté preparado. Fue muy complejo tratar de cambiar inmediatamente a las demandas de velocidad a las que iba el mercado, al final vimos que lo más sano era desintegrar ese bloque que teníamos y volverlo en unidades de negocios independientes, donde cada una obedecía a un mercado con necesidades particulares.
Al final, en el año 2005 se acaban vendiendo las unidades de negocio de tejido y acabado, lo que se conserva es la hilatura, ya que ahí teníamos cierto nicho, aprendimos a acomodarnos en el mercado pero de cosas muy comunes.
En el año 2010 empiezo a ver que el mundo textil está evolucionando nuevamente, para esos momentos INDITEX ya era el rey que había acabado con el modelo que habíamos tenido desde hace 40 años o más, empezaba la moda rápida; había cambios estructurales en los negocios y con ello un poco mi reflexión era que no nos podía volver a pasar una segunda ola de no entender hacia dónde va el rumbo de la industria.
Lo que prácticamente hice fue que, en un periodo de 7 u 8 meses, me plantee entender lo que estaba pasando para buscar alguna oportunidad, con ese objetivo en mente me enfoque en investigar tres lugares: Carolina del norte, un centro textil de muchos años, Colombia, que en dicho momento estaba reinventando el sistema moda en Latinoamérica, y la zona de Valencia, que tenían una tradición muy fuerte.
Cuando te pones una idea en la cabeza empiezan a suceder cosas alrededor de ese plan, la mente te alinea con lo que estás buscando; a los dos meses que comencé con la idea de Colombia, me invitaron a una misión de compradores en Medellín, aunque yo no pensaba comprar, aproveché para hacer una investigación muy profunda, de lo que estaba pasando y quedé sorprendido porque vi como dependencias muy distintas, como la cámara de comercio y el cluster textil, estaban alineados en un mismo camino, eso me demostró que se podían alcanzar esos objetivos; Medellín no está en un país europeo que nos llevan mucha ventaja, sino que es un símbolo de reconversión que demostraba cómo con trabajo se pueden lograr cosas increíbles. Eso fue una recarga anímica para mí, porque nuestra empresa estaba intentando ver cómo reconstruir algo o incluso valorando si valía la pena reconstruirlo, así que los aprendizajes de Medellín fueron muy valiosos, entendí como el país había aprovechado las alianzas estratégicas y esa fue una idea central que permanece en mí, hoy no se va solo al mundo, se va en alianzas estratégicas.
Luego fui a Estados Unidos, en la zona de Carolina, la cual se habían metido al mercado internacional con textiles técnicos muy elaborados; el costo de mano de obra en Estados Unidos es muy caro, por lo tanto, no se pueden hacer textiles de bajo valor porque los números simplemente no se darían. Con esta cuestión de textiles técnicos se dirigían a nichos muy específicos como el sector de automotores, ropa de protección especial, indumentaria para fuerzas policiales, militares, bomberos…
El tercer destino fue España, ahí se formó una alianza que me llevó a visitar muchas empresas e intercambiar ideas con empresarios que llevaban diez años de haber entrado a la unión europea aplicando modelos que conjuntan a todo el bloque como una economía. Además de reafirmar mis enseñanzas de alianzas estratégicas, con ellos aprendí la importancia de la profesionalización, no hacer lo que el mercado demande sino escoger un área, volverte el mejor en ella y seguir esa ruta.
Al conjuntar estas tres visiones, estuvo claro que la fórmula era buscar alianzas estratégicas y trazar una ruta con base en una especialización en lugar de estar apagando fuegos produciendo según la demanda, derivado de esto es como propiamente nace Argentum en el mercado durante 2012.
LR: ¿Cómo es que ven la oportunidad de incorporar la economía circular?
JP: Esto de la economía circular obedece un poco a lo que contaba en el relato de Argentum, cuando ves que vienen cambios tan reales, la falta de adaptación al sistema hará que este mismo te aborte; entrar a los cambios es algo que tarde o temprano tienes que hacer, la economía circular es tal cual eso, está clarísimo que el futuro en los próximos años, en un corto o mediano plazo, es la economía circular, ya no es sostenible el modelo anterior.
En los últimos dos años, se ha comenzado a generar inflación en los países, con lo cual suben también los precios de las materias primas, mano de obra y transportes de mercancía; todo esto acelera la idea de la economía circular porque es un modelo que busca manejar mejor los recursos y hacer productos de valor, será intocable hacer jeans de $200, eso ya no se da porque las materias primas ya no permiten tener costos tan bajos.
Para nosotros es muy práctico este sistema porque las fibras técnicas que elaboramos son muy caras, por lo cual es mejor aprovechar las prendas en desuso para hacer mezclas con un porcentaje reciclado y otro de fibra virgen, las fibras resultantes se pueden volver a reciclar varias veces más para aplicarse en el mismo nivel de producto no en un sub producto.
Argentum desde hace unos 8 años empezó a ver este tema de economía circular como una realidad, hoy en día el mercado quizás no está tan preparado, no hay una demanda tan clara ni puntual, pero empezamos a trabajar en discursos.
Aplicar este sistema ha sido un proceso lento, pero a su vez muy interesante, hay mucho de prueba y error; al final es una nueva área que tendrá 20 años o más para crecer, es el futuro de alguna manera.
LR: ¿Qué lugar tiene la transparencia cuando se habla de alianzas estratégicas?
JP: La primera vez que oí respecto a la transparencia fue de una marca llamada Everlane. Su fundador solía trabajar en el mundo financiero durante el crack hipotecario en Estados Unidos, el sector sabía que se generaría una crisis y aun así impulsó la venta inmobiliaria, atestiguar este suceso fue muy fuerte para él por la deshonestidad y abuso que perjudicó a la gente. Renunció completamente al sector financiero y sacó su marca, donde lo que hizo fue dirigirse al mercado de gama alta con un discurso de “transparencia radical”, su manera de trabajar consiste en ir con los proveedores expertos que tengan certificaciones de comercio justo, no contaminación, prendas libres de tóxicos, etc. y tener esa información accesible al público, así como también compartir los datos relacionados con la materia fiscal, utilidad y demás, con ello su objetivo es hacer la ropa de la mejor calidad posible generando una ganancia justa. Tuve la oportunidad de conocer al fundador, Michael Preysman, en San Francisco; me impactó su historia y en ese momento supe que quería adoptar tal cual ese modelo porque es una visión muy honesta que no tiene que ver con el dinero, sino con la intención de querer hacer bien las cosas.
En Estados Unidos y Europa, que es el destino al que ARGENTUM se dirige, el hecho de que una empresa mexicana tenga un discurso de transparencia como este genera mucha confianza; en las alianzas estratégicas tener un partner que siempre te está hablando con la verdad, que te pone los elementos en la mesa para justificar lo que hay de manera puntual es muy benéfico.
LR: ¿Cuál ha sido el proceso de ARGENTUM para poner en práctica la innovación textil?
JP: Es complejo porque no hay una ruta hecha, se va trazando a base de lo que vas observando; sin embargo, algo que es importante, y que en su momento fue un diferenciador para no salirnos de la industria, es que si es algo que amas y tienes mucha experiencia atrás se debe plantear la pregunta de ¿cómo volverle a dar valor?
La crisis es la mejor tierra de cultivo para la innovación, porque llega el punto donde no tienes nada que perder, lo cual te lleva a hacer cosas que no pensabas que podías hacer y a tocar puertas que antes no veías; eso fue lo que nos impulsó ante la crisis que pasamos, hoy te puedo decir que el proceso fue muy complicado, pero el resultado logró ser positivo. Cuando no tienes nada que perder tienes que ir con mucho más arriesgue porque no pasa mucho, una vez que rompes esa barrera de la incertidumbre y quitas esos paradigmas, la innovación se empieza a volver algo normal.
Con el tiempo también comenzamos a conocer metodologías muy útiles para la innovación, una que me gusta mucho es el design thinking, un pensamiento estratégico que es muy transversal y no jerárquico, no se tienen que seguir pasos sucesivos sino que más bien hay una descomposición de todas las partes para empezar desde una idea, prototipo u oportunidad en el mercado, todo se va entrelazando.
Ese tipo de metodologías cada vez se ven más en las universidades y me da mucho gusto porque ayudan a cambiar la forma de analizar, pensar y ver para hacer los procesos mucho más dinámicos, lo cual encaja mejor en los cambios que cada vez son más rápidos.
Hay otras herramientas como business model canvas, las cuales puedes entender tomando algún curso o tutoriales en línea, que ayudan mucho. Como decía al principio, no puedes ir de cero a cien porque es sumamente arriesgado e ilógico; el proceso es explorar, medir, valorar la viabilidad y qué tanto te puedes adaptar a ello. Enfocarte en lo que tienes más capacidades, siempre a prueba y error, buscar proyectos, no aislarse ni distraerse es algo también importante, conforme lo vas haciendo, lo vas calibrando cada vez más.
La innovación es algo a lo que se debe de entrar, no es fácil, pero tampoco es imposible; a su vez hay que ver las adaptaciones que se pueden hacer en las nuevas generaciones porque tienen una cultura y fórmulas distintas, creo que es la primera vez en la historia donde personas de 70 años se puede sentar con alguien de 20 a interactuar y aprender desde ambas partes, antes el joven se callaba y escuchaba al mayor para aprender, era imposible que alguien más joven enseñara algo, pero hoy en día eso ha cambiado, tener estas dinámicas de aprendizaje genera puntos de innovación con muchas ventajas.
Hay que estar siempre humilde, con disposición a seguir aprendiendo, considerar que el conocimiento también caduca porque algo que he visto en ciertas empresas es que sienten que si hacen otra cosa pierden el activo del conocimiento del pasado, cuando realmente eso te llevó al punto donde estás hoy, pero hay que continuar aprendiendo cosas nuevas, hay que irse adaptando porque los tiempos son distintos, de lo contrario acaba pasando lo que nos pasó en Argentum, te expulsa el sistema porque ya no cabes en él.
LR: ¿Qué oportunidades observas en México en comparación con otros países?
JP: México me parece un súper país, aquí hay gente muy trabajadora y capaz, el mexicano es muy adaptable, tiene mucha creatividad para echar a andar las situaciones ante dificultades porque es a lo que estamos acostumbrados, la resiliencia es el ADN del mexicano, toda la vida vamos contra corriente entonces hemos desarrollado capacidades de reinversión no pensadas sino mecanizadas porque se realizan día a día, ya que el país es muy retador porque las oportunidades son muy disparejas.
He visto que muchas marcas hacen un híbrido entre darle cierta difusión a un proyecto en el extranjero y luego regresar al mercado nacional para generar confianza en la gente, lo cual permite que haya una mejor recepción de la idea.
LR: ¿De qué forma se puede ir preparando la industria para el futuro?
JP: Por ejemplo, en los 2000, cuando se hablaba de globalización, sabías que sería el futuro y ese modelo económico duraría 20 años, ahora siento que la planeación del futuro va a ser mucho más accidentada que en otras épocas, porque está cambiando todo, pongamos el caso del sistema de educación que colapsará pero para bien, porque ahora debemos estar todo preparados, ya que así servimos más a los sistemas que vendrán en el futuro, los modelos anteriores de educación se dirigen a un mundo que cada vez existe menos.
El futuro hay que irlo entendiendo en tiempo real, por eso la importancia de las alianzas estratégicas y la flexibilidad; los cambios van a ser muy abruptos, en muy corto tiempo tienes que tener una estrategia, las estructuras que no sean flexibles tienen un reto doble, muchas probabilidades de no entender los cambios y llegar a ellos tarde.
LR: ¿Cómo buscar y encontrar alternativas más sostenibles en la industria de la moda?
JP: Recientemente, una estudiante de diseño de moda me contactó para compartirme sobre un proyecto que estaba realizando, tenía la inquietud de cómo aplicar materiales más sustentables y de cómo salir de la atmósfera confusa en torno al greenwashing, porque por ejemplo el algodón orgánico ha sido manipulado de tal manera que parece la única opción; ante esto me gustó mucho el enfoque de su proyecto que consistía en usar recursos que están alrededor tuyo, ese es un gran acierto y una tendencia muy clara, ocupar los recursos que están cerca de ti es una de las áreas interesante de la economía circular; al final de nada te sirve traer fibras de poliéster reciclado de China porque la huella de carbono será mayor a la de una fibra virgen que se consigue cerca de ti.
Ese planteamiento de la accesibilidad de recursos es un muy buen termómetro para buscar opciones de sustentabilidad, al final este tema también lleva un componente de transparencia, para saber expresar porque se escoge una materia prima que no es lo que convencionalmente se utiliza en temas de sustentabilidad, pero que al darle lectura se demuestra que de verdad tiene un menor impacto ambiental.
Hay muchas oportunidades en textiles recuperados, desperdicios industriales e ideas como las de esta chica que me parecen muy interesantes, buscar nuevas alternativas me parece una buena fórmula.
LR: ¿Tienes algún último consejo que nos recomiendes para seguir aprendiendo de todos estos temas?
JP: Nuevamente, hacer hincapié en las alianzas estratégicas, de repente lo consideramos algo muy corporativo, pero también se pueden generar en el canal uno a uno, al final todo el mundo tiene algo que aprender siempre, sobre todo quienes estamos en temas de innovación entendemos muy bien esa parte.
Cuando alguien toca una puerta para una consulta o idea nacen necesidades, que a partir de la experiencia previa, usar los recursos que tenemos y trabajar en equipo, se crean propuestas. Estar muy pendientes de las necesidades y a partir de ellas generar soluciones, es un camino muy ad hoc para el tema de innovación.
LR: Muchísimas gracias Jorge por compartir, a todos y todas por acompañarnos durante esta entrevista.
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